Tuesday, March 24, 2015

Disfrutando Salento y el Valle del Cocora

Hola a todos:

En el día de hoy, les comento que haré un paréntesis de la serie Cruzando el Charco para contarles como me fue en un pueblo que queda en la región cafetera colombiana: Salento.

También les cuento que he decidido cambiar el nombre ya que al parecer era difícil de recordar Tortuguita Andariega. Ahora pueden acceder al blog con la dirección A Pasos de Tortuga antes de blogspot.com, todo junto.

Espero que los cambios que le estoy haciendo al blog sean de tu agrado y sigas conociendo consejos para recorrer el mundo a través de mis entradas viajeras.

Les comentaba que visite Salento. Éste es un pueblo muy visitado, especialmente por la arquitectura de sus casas alrededor del centro, la gran variedad de artesanías y su cercanía al Valle del Cocora. Éste pueblo queda cerca a Armenia, capital del Quindío. En media hora - 45 minutos máximo en carro, llegas. La carretera esta bien señalizada y es un paseo para viajar, solo, con amigos o familia. En mi caso, fue un parche (plan de grupo) familiar, era el cumpleaños de mi madre y mi abuela, y ellas no querían más regalo que irse de paseo. ¿ya ven de donde tengo la vena viajera?  jajaja


El clima de Salento es frío, especialmente por la noche, les recomiendo irse abrigados: buso y bufanda para quienes les gusta protegerse la garganta. En el día es templado, pero en la noche, la temperatura baja.


Una de las cosas bonitas del eje cafetero es el paisaje que uno disfruta en las carreteras: montañas de múltiples verdes, cultivos de café, plátano, entre otros. Este año, por ejemplo, me sorprendió la cantidad de plantaciones de aguacate. Además puedes ver muchos árboles de eucalipto de hoja larga. Son muy altos. Igualmente pinos de varias especies. Pero lo que vas a ver aquí en esta región más que en cualquier otra es, el árbol símbolo patrio de Colombia: La palma de Cera. Más adelante cuando nos adentremos al Valle del Cocora, les hablaré un poco más de ella.

La vegetación dentro de las montañas es tupida y te llena los pulmones de aire limpio y aromas diversos, todos orientados a la frescura.

El pueblo en sí tiene el turismo muy avanzado. El centro consta, como la mayoría de los pueblos colombianos de una plaza muy al estilo español: parque central, iglesia en uno de los costados, y edificios alrededor formando un rectángulo. Lo particular, es que la arquitectura Salentina es muy colorida y las fachadas llevan lineas y rectángulos con marcos de 2 o 3 colores hasta la mitad de la pared, y balcones que hacen juego con las puertas, ventanas y la cenefa de la pared. Es muy fotográfico.


Alrededor del parque también encontrarán restaurantes que evocan épocas de antaño con una decoración muy cafetera, con electrodomésticos antiguos, y con la especialidad de la casa: La trucha (pescado rosado) acompañada de patacón gigante y crocante con hogao (salsa típica colombiana de cebolla y tomate). ¡Es deliciosa! Como pa chuparse los dedos...y no les miento. Dos días comí trucha feliz ^_^  aunque si uno lo piensa....trucha en la región cafetera entre montañas es raro pero aquí se da. La trucha basicamente la crían en lagos pero es muy rica. Además, este recuerdo de patacón con hogao, me acaba de dar una idea de publicar la entrada de la receta del hogao tradicional colombiano en mi blog de Cocina con mamá Isa. Los invito para que se pasen por ahí.

Ahora, si no les gusta la trucha, no se apuren, hay para todos los gustos: pizza, crepes, carnes, etc. Como les dije, tienen claro el tema del turismo. Si están buscando algo para comer económico, les recomiendo una pizzeria que queda diagonal a la izquierda parándose en iglesia de la plaza y cruzando la plaza (Al otro lado) sobre la calle 7. La porción es generosa y vale 4000 pesos colombianos (precio 2015). Además tiene varios sabores tradicionales.

Continuando con las actividades que hay para hacer en Salento, pueden como primera medida recorrer la calle Real, la identifican porque está al lado de la plaza. Es la Calle 6ta. y esta inundada de artesanías y souvenirs. Hay locales comerciales con artesanías en madera, en semillas, papel mache, además de indumentaria, accesorios, de todo. Yo por ejemplo, siempre que la recorría me llevaba alguito: unos aretes, una bufanda, en fin pendejaditas. Hasta compre un poncho para mi perro Dino y mi sobrina Candy (una Schnauzer). Ellos no se podían quedar sin regalito. Igualmente hay restaurantes, cafés y hostales.

Al final de la calle pueden encontrar una de las dos subidas al mirador llamado Alto de la Cruz. Esta subida es con escaleras. Antes de subir, también puedes encontrar otras atracciones como Canopy, muro de escalar, etc. Yo por ejemplo, no me aguante las ganas y aún con el miedo que le tiene mi abuelita a ese tipo de atracciones, yo ni corta ni perezosa escale. Además volé muy a lo Superman o mejor dicho, imitando a Supergirl me crucé un tramo por los aires con los brazos extendidos y observando el paisaje, feliz de la guayaba disfrutando el paseo.

La otra forma de subir al mirador es en carro por la Calle 5ta. o a pie, si prefieren subir en rampa y no escaleras. En nuestro caso que ibamos en plan familiar, fue ideal ya que las rodillas de mi abuelita y su amiga no resistían más de 5 escalas. Así que mi madre decidió llevarnos al mirador en automovil y la vista es muy bella.

En el mirador pueden ver el Valle del Cocora en todo su esplendor, con las faldas de las montañas verde viche, sus árboles de verdes más fuertes y su río pedroso abriéndose camino abajo en el encuentro de las montañas. El cielo contrastando con un azul claro y una neblina que cubre como nubes las cúspides de las palmas y las montañas.
Arriba del mirador pueden tomar un café o alguna bebida caliente para esquivar el frío.

Como pueden ver hay actividades y sabores para todos los gustos en el pueblo. Sin embargo, como les conté arriba, una de las virtudes de Salento es que queda cerca al Valle del Cocora y a la entrada del Parque de los Nevados. Allí pueden hacer senderismo, montar a caballo, pueden ir a los avistamientos de aves, entre otras actividades. Para ir desde Salento, solo deben de ir a la plaza y buscar los jeep que van hasta allá. Cobran 4000 pesos por persona (precio 2015) y salen cada hora. Para regresarse desde el Valle, también pueden tomar uno que les cobrará lo mismo y están ubicados en la calle principal. Sobre esa misma calle pueden almorzar o desayunar puesto que hay varios restaurantes. El plato más económico que encontré fue de 12000 pesos (precio 2015).

Hay muchas formas de recorrer el parque puesto que hay diferentes rutas y si vas a adentrarte mucho, es mejor ir con guía puesto que es gigante ya que involucra diferentes ecosistemas. Hay muchos caminos y varios se han perdido en su interior. Sin embargo, hay un sendero corto hasta una cascada que incluso puedes continuar hasta un punto de avistamiento de aves llamado Caime a 2 horas y media del punto de partida aproximadamente. La Cascada queda a 1 hora y 30 minutos aproximadamente, dependiendo de tu paso.

SUGERENCIA: Si vas solo a la cascada, no alquiles caballo, el camino esta bien delimitado y no tiene dificultad. Si vas más arriba o a tramos más largos si consideraría el caballo. Vete con tenis o botas porque el barro es tenáz por la humedad, más si vas en épocas de lluvia. En mi caso, mi mamá casi me bota los tennis de lo embarrados que quedaron, pero yo me sostuve y me traje mis zapatos...los lave y casí no le saco el barro pero ya están como nuevos...bueno, casi nuevos porque me toca irlos a coser. Están hablando mucho jajajajaja Esos tenis les tengo mucho cariño no solo por la cantidad de partes a los que me han acompañado sino porque son la suavidad absoluta y no te cansan. Se ve que me encantan mis tenis. jajajaja

Al inicio del camino, vas a ver uno de los criaderos de truchas, luego te adentras a un sendero con potreros a lado y lado y verás desfilar vacas y terneros muy peludos y con manchas, de cara tierna y preciosos para tomarles una foto. Con ellos me paso que uno se salió del corral e iba caminando por el sendero y al vernos se asusto. Entonces, quiso meterse a la brava por la cerca de púas. Metió su cabecita y le ayude a bajarle el alambre para que se metiera mejor. Sin embargo, el ternero en su afán por entrar desajusto el cable y tanto él como yo, nos herimos levemente. Un rasponcito no más. Una vez, él reunido con su manada y yo de vuelta al sendero entonces continuamos el camino.

Por el camino podrás además, ver en su plenitud a las Palmas de Cera, el árbol nacional de Colombia. En estos momentos todas las palmas están protegidas y las más jóvenes tienen 150 años y pueden durar hasta 350 años, aproximadamente. De hecho, dicen que esas palmas que verás son las mismas que vío el expedicionista Humboldt cuando recorrío la zona. Para conocer más acerca de la Palma de Cera, les recomiendo este vídeo documental de 7 minutos: La Palma de Cera del Quindío.

Luego, a la hora de caminar, vas a adentrarte a la montaña, al bosque tupido de innumerables especies de vegetación. Luego de 15 minutos aproximadamente de recorrer la montaña, puedes encontrar a la izquierda el desvío para ir a la cascada. Puedes meterte sin problema, solo ten en cuenta que el agua es muuuuy pero muuuuuy fría. Eso sí, revitalizante. ¡Yo la disfrute!

RECOMENDACIÓN: Estén muy atentos a sus alrededores ya que éste es un lugar ideal para ver diferentes especies de aves, abran sus ojos y oídos, para que escuchen diversos cantares y vean pájaros de muchos colores, azules fuertes con verdes y negros, rojos intensos con amarillo, de todo.

Espero lo disfruten y vayan. Es un viaje económico, pueden llevar a sus mascotas, es ideal para caminar y disfrutar de paisajes.

Un abrazo y pronto les entregaré la nueva entrada del Coliseo Romano, para continuar con mis cuentos de Cruzando el Charco.



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