En el día de hoy, les comento que haré un paréntesis de la serie Cruzando el Charco para contarles como me fue en un pueblo que queda en la región cafetera colombiana: Salento.
También les cuento que he decidido cambiar el nombre ya que al parecer era difícil de recordar Tortuguita Andariega. Ahora pueden acceder al blog con la dirección A Pasos de Tortuga antes de blogspot.com, todo junto.
Espero que los cambios que le estoy haciendo al blog sean de tu agrado y sigas conociendo consejos para recorrer el mundo a través de mis entradas viajeras.

El clima de Salento es frío, especialmente por la noche, les recomiendo irse abrigados: buso y bufanda para quienes les gusta protegerse la garganta. En el día es templado, pero en la noche, la temperatura baja.

La vegetación dentro de las montañas es tupida y te llena los pulmones de aire limpio y aromas diversos, todos orientados a la frescura.
El pueblo en sí tiene el turismo muy avanzado. El centro consta, como la mayoría de los pueblos colombianos de una plaza muy al estilo español: parque central, iglesia en uno de los costados, y edificios alrededor formando un rectángulo. Lo particular, es que la arquitectura Salentina es muy colorida y las fachadas llevan lineas y rectángulos con marcos de 2 o 3 colores hasta la mitad de la pared, y balcones que hacen juego con las puertas, ventanas y la cenefa de la pared. Es muy fotográfico.

Alrededor del parque también encontrarán restaurantes que evocan épocas de antaño con una decoración muy cafetera, con electrodomésticos antiguos, y con la especialidad de la casa: La trucha (pescado rosado) acompañada de patacón gigante y crocante con hogao (salsa típica colombiana de cebolla y tomate). ¡Es deliciosa! Como pa chuparse los dedos...y no les miento. Dos días comí trucha feliz ^_^ aunque si uno lo piensa....trucha en la región cafetera entre montañas es raro pero aquí se da. La trucha basicamente la crían en lagos pero es muy rica. Además, este recuerdo de patacón con hogao, me acaba de dar una idea de publicar la entrada de la receta del hogao tradicional colombiano en mi blog de Cocina con mamá Isa. Los invito para que se pasen por ahí.
Ahora, si no les gusta la trucha, no se apuren, hay para todos los gustos: pizza, crepes, carnes, etc. Como les dije, tienen claro el tema del turismo. Si están buscando algo para comer económico, les recomiendo una pizzeria que queda diagonal a la izquierda parándose en iglesia de la plaza y cruzando la plaza (Al otro lado) sobre la calle 7. La porción es generosa y vale 4000 pesos colombianos (precio 2015). Además tiene varios sabores tradicionales.

Al final de la calle pueden encontrar una de las dos subidas al mirador llamado Alto de la Cruz. Esta subida es con escaleras. Antes de subir, también puedes encontrar otras atracciones como Canopy, muro de escalar, etc. Yo por ejemplo, no me aguante las ganas y aún con el miedo que le tiene mi abuelita a ese tipo de atracciones, yo ni corta ni perezosa escale. Además volé muy a lo Superman o mejor dicho, imitando a Supergirl me crucé un tramo por los aires con los brazos extendidos y observando el paisaje, feliz de la guayaba disfrutando el paseo.

En el mirador pueden ver el Valle del Cocora en todo su esplendor, con las faldas de las montañas verde viche, sus árboles de verdes más fuertes y su río pedroso abriéndose camino abajo en el encuentro de las montañas. El cielo contrastando con un azul claro y una neblina que cubre como nubes las cúspides de las palmas y las montañas.
Arriba del mirador pueden tomar un café o alguna bebida caliente para esquivar el frío.

Hay muchas formas de recorrer el parque puesto que hay diferentes rutas y si vas a adentrarte mucho, es mejor ir con guía puesto que es gigante ya que involucra diferentes ecosistemas. Hay muchos caminos y varios se han perdido en su interior. Sin embargo, hay un sendero corto hasta una cascada que incluso puedes continuar hasta un punto de avistamiento de aves llamado Caime a 2 horas y media del punto de partida aproximadamente. La Cascada queda a 1 hora y 30 minutos aproximadamente, dependiendo de tu paso.
SUGERENCIA: Si vas solo a la cascada, no alquiles caballo, el camino esta bien delimitado y no tiene dificultad. Si vas más arriba o a tramos más largos si consideraría el caballo. Vete con tenis o botas porque el barro es tenáz por la humedad, más si vas en épocas de lluvia. En mi caso, mi mamá casi me bota los tennis de lo embarrados que quedaron, pero yo me sostuve y me traje mis zapatos...los lave y casí no le saco el barro pero ya están como nuevos...bueno, casi nuevos porque me toca irlos a coser. Están hablando mucho jajajajaja Esos tenis les tengo mucho cariño no solo por la cantidad de partes a los que me han acompañado sino porque son la suavidad absoluta y no te cansan. Se ve que me encantan mis tenis. jajajaja

Por el camino podrás además, ver en su plenitud a las Palmas de Cera, el árbol nacional de Colombia. En estos momentos todas las palmas están protegidas y las más jóvenes tienen 150 años y pueden durar hasta 350 años, aproximadamente. De hecho, dicen que esas palmas que verás son las mismas que vío el expedicionista Humboldt cuando recorrío la zona. Para conocer más acerca de la Palma de Cera, les recomiendo este vídeo documental de 7 minutos: La Palma de Cera del Quindío.
Luego, a la hora de caminar, vas a adentrarte a la montaña, al bosque tupido de innumerables especies de vegetación. Luego de 15 minutos aproximadamente de recorrer la montaña, puedes encontrar a la izquierda el desvío para ir a la cascada. Puedes meterte sin problema, solo ten en cuenta que el agua es muuuuy pero muuuuuy fría. Eso sí, revitalizante. ¡Yo la disfrute!
RECOMENDACIÓN: Estén muy atentos a sus alrededores ya que éste es un lugar ideal para ver diferentes especies de aves, abran sus ojos y oídos, para que escuchen diversos cantares y vean pájaros de muchos colores, azules fuertes con verdes y negros, rojos intensos con amarillo, de todo.
Espero lo disfruten y vayan. Es un viaje económico, pueden llevar a sus mascotas, es ideal para caminar y disfrutar de paisajes.
Un abrazo y pronto les entregaré la nueva entrada del Coliseo Romano, para continuar con mis cuentos de Cruzando el Charco.